Elena Garro
Era el día 12 de diciembre de 1920 cuando nació en Puebla la hija del español José Antonio Garro y de la mexicana Esperanza Navarro. Creció en Iguala (Guerrero) y aunque don José Antonio animó a leer a la pequeña, lo cierto es que, ya en su adolescencia, Elena deseó dedicarse al baile. Es más: cuando estudiaba en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México, diseñó coreografías para el teatro de esa institución académica. Con todo, el signo de esta preferencia cambió en 1937, dado que en esa fecha contrajo matrimonio con Octavio Paz y lo acompañó a España, donde él iba a participar en el Congreso de Intelectuales Antifascistas, celebrado del 4 al 10 de julio de ese año. De vuelta en México, Garro intervino en diversos proyectos periodísticos y paulatinamente dejó sentir su buen hacer literario. Por lo demás, un viaje a Nueva York para ayudar al Comité Judío Americano (1945) y largas estancias en países como Francia, Suiza y Japón afinaron su intelecto y esa habilidad para construir un mundo propio. Para darlo a conocer, en 1957 estrenó tres piezas teatrales resueltas en un acto: Andarse por las ramas, Los pilares de doña Blanca y Un hogar sólido. Asimismo, dedicó algún tiempo a redactar guiones para el cine. Ni que decir tiene que el sesgo surrealista puede explorarse en toda su producción de este periodo.
A modo de reconocimiento público, en 1963 llegó a sus manos el Premio Xavier Villaurrutia, con el cual se celebraba el mérito de una novela, Los recuerdos del porvenir, ambientada en la guerra Cristera. A partir de 1968, una vez divorciada y sensible a las revueltas estudiantiles, inició un voluntario exilio en Nueva York, prolongando el destierro en España desde 1974. No volvió a México hasta 1994, pero este periodo de extrañamiento, mal entendido por muchos compatriotas, acentúa la identidad de la escritora y sirve a sus estudiosos para definir el inicio de un nuevo ciclo creativo. Cuando Elena Garro falleció en México el 23 de agosto de 1998, carecía de recursos económicos pero su bibliografía era ya un copioso testamento. En su faceta dramática, el repertorio incluye escritos para la escena como Felipe Ángeles, Los pilares de doña Blanca, El rey Mago, Andarse por las ramas, Ventura Allende, Los perros, El árbol, El rastro, Benito Fernández, La mudanza, Parada San Ángel y La señora en su balcón. A ello hay que sumar novelas como Los recuerdos del porvenir (1963), Testimonios sobre Mariana (1981), Reencuentro de personajes (1982), La casa junto al río (1983), Y Matarazo no llamó (1991), Inés (1995), Busca mi escuela y primer amor (1996), Un traje rojo para un duelo (1996) y Un corazón en un bote de basura (1996). De igual modo, presentan una peculiar sensibilidad volúmenes de relatos en la línea de La semana de colores (1964) y El accidente y otros cuentos inéditos (1997). Un libro testimonial, Memorias de España 1937 (1992) complementa este prontuario que llega a su fin con un texto publicado póstumamente, Mi hermanita Magdalena (1998).
Con edición y prólogo de Lucía Melgar y Gabriela Mora, la colectánea Elena Garro: Lectura múltiple de una personalidad compleja (Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2002), incluye asedios muy sugestivos al mundo de dicha escritora. Entre los artículos de interés para quienes deseen realizar esa aproximación, citamos Elena cuenta su historia: Fragmentos de cartas a Gabriela Mora, Conversaciones con Elena Garro (Cuernavaca, México, 1997), de Lucía Melgar, ¿Cuándo tendré un hogar sólido?: Una conversación con Elena Garro, de Reynol Pérez-Vázquez, Garro, gatos: Vidas paralelas. Recuerdos de un encuentro con Elena Garro, de Electa Arenal, y Elena Garro o la abolición del tiempo, de Patricia Vega.
Elena Garro
Elena Garro. URL http://cvc.cervantes.es/artes/ciudades_patrimonio/puebla/personalidades/garro.htm